Las instituciones educativas enfrentan retos particulares cuando se trata de la protección contra incendios, y esto se debe la alta densidad de ocupantes, la variedad de espacios como aulas, laboratorios, bibliotecas y auditorios. Además, cuentan con poblaciones que tienen diferentes niveles de movilidad y conocimiento sobre cómo actuar en emergencias.
Las instituciones educativas suelen tener una gran cantidad de personas en espacios bastante reducidos. Un estudio realizado por Jiménez-Montoya y su equipo en 2020 reveló que la densidad de ocupación en las aulas universitarias puede llegar a ser de hasta 2,5 personas por metro cuadrado. Esto plantea un reto importante para el diseño de rutas de evacuación y sistemas de detección temprana.
Los incendios en estos lugares pueden causar estragos, no solo en lo que respecta a las pérdidas materiales, sino también por el peligro que representan para la vida de los estudiantes y el personal.
Por esto, es importante diseñar e implementar sistemas de protección contra incendios, y tener en cuenta no solo las leyes que existen, sino también las particularidades del entorno educativo. Esto es clave para asegurar que podamos responder de manera efectiva en caso de una emergencia.
Normativas y regulaciones
El diseño de sistemas contra incendios en instituciones educativas debe cumplir con normativas específicas y con elementos de señalización clara, alarmas que se puedan escuchar y ver, así como planes de evacuación que se repitan con frecuencia y que sean fáciles de entender.
El diseño debe seguir las normativas internacionales, como las que establece la National Fire Protection Association (NFPA), especialmente la NFPA 101 – Código de Seguridad Humana y la NFPA 72 – Código Nacional de Alarmas de Incendios (NFPA, 2022). En Colombia, la Norma Técnica Colombiana (NTC) 1669 proporciona directrices para la instalación de sistemas de detección y alarma de incendios, mientras que la Ley 1575 de 2012 regula cómo debe organizarse y funcionar el Sistema Nacional de Bomberos.
El cumplimiento normativo no debería ser el único objetivo; más bien, debería ser parte de un enfoque más amplio que tenga en cuenta las características únicas de cada institución educativa.
Soluciones efectivas para la protección contra incendios
- Detección temprana: es clave instalar detectores de humo y calor que estén conectados a una central de alarmas, ya que esto permite recibir alertas rápidas y específicas.
- Sistemas de extinción: estos incluyen rociadores automáticos, extintores portátiles y gabinetes contra incendios. En lugares como laboratorios, se sugiere utilizar sistemas de supresión que empleen agentes limpios, ya que este tipo de espacios pueden tener sustancias químicas que son inflamables. En las cocinas, por ejemplo, hay riesgos de incendios causados por grasa.
- Vías de evacuación seguras: la señalización fotoluminiscente, la iluminación de emergencia y las rutas de evacuación deben estar claramente marcadas y libres de obstáculos.
- Capacitación y los simulacros: el aspecto humano es crucial, y los entrenamientos regulares junto con simulacros permiten que tanto estudiantes como personal actúen de manera rápida y eficiente, sobre todo, porque los estudiantes de niveles de preescolar y primaria, a menudo tienen dificultades para identificar señales de alarma y llevar a cabo los procedimientos de evacuación.
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Según la NFPA, en 2014–2018, los cuerpos de bomberos de EE. UU. respondieron a un promedio estimado de 3.230 incendios estructurales en escuelas cada año que fueron originados con mayor frecuencia en un baño o un vestuario.
Universidades como la Universidad Nacional de Colombia han elaborado planes integrales de gestión de riesgos que incluyen simulaciones virtuales, sistemas de detección inteligente y equipos de respuesta capacitados internamente. Estos modelos pueden adaptarse y replicarse en otras instituciones, adaptando sus elementos a las características únicas de cada centro educativo.
En conclusión, todas las instituciones educativas, sin importar el tamaño o el sector, tienen la importante tarea de establecer y mantener sistemas de protección contra incendios que no solo se ajusten a la normativa actual, sino que también se adapten a sus particularidades y se actualicen con los avances tecnológicos y las mejores prácticas del sector.
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